No es que los live action de las series de anime y manga nos hayan dado muchas alegrías hasta la fecha más allá de la ilusión previa al enterarnos de que habrá nuevo material de algo que nos gusta. Pero lo reconozco, a pesar del enorme hype que me genera una nueva versión de mis series favoritas de anime, el resultado de la película de imagen real de FullMetal Alchemist ha sido el esperado: regulero. No quise ver las señales en el pelo de Edward: relucía con un brillo dorado por fuera, pero con unas raíces negras por dentro. Y es que lo malo de FMA LA está en lo más profundo, en la propia base.
Tenemos el subidón de ver en carne y hueso a algunos de los personajes que nos enamoraron, algunos especialmente satisfactorios como los homúnculos y el teniente Hughes, que mis ojos brillantes lo ven idéntico a la versión anime, y otros bastante decepcionantes como Winry.
Pero en general, bravo por el casting. Incluso gana puntos extra cuando has visto la serie original de anime en castellano y descubres que la mayoría de los actores de doblaje son los mismos. Aunque lo siento, pero para mí la voz del Alfonse japonés es insustituible y en castellano me parece un robot con Loquendo.
Pero antes decía que lo malo está en la base. Me refiero a la dirección, a la actuación y a parte del guion. No voy a entrar en la parte de guion que condensa en 2 horas una historia tan rica y con tantos matices como FMA porque sé lo jodido que es y… bueno… aún nos queda por ver la 2ª parte para ver si se salva. No, me refiero a momentos muertos de la película y momentos en los que quieres que alguien muera, aunque seas tú mismo. Pero sobre todo quieres que muera Winry.
Considero que FMA es una historia bastante adulta y que, aún así, tenía puntazos maravillosos. Y al ver ciertas escenas con actores no solo encontré un choque cultural de humor, es que estoy convencido de que los momentos cómicos son flojos hasta para un japonés de risa floja. Los actores sobreactúan o tienen tics que vuelven artificiales las escenas que entrañan más cotidianidad. Incluso Alfonse sobreactúa. Y se ve que el actor de Ed, Ryôsuke Yamada, aprendió a mostrar el conflicto interno de su personaje viendo las clases magistrales de Joey en Friends, porque parece que intenta dividir 232 entre 13.
Vamos, que los personajes tan bien construidos de Hiromu Arakawa parecen todos tonticos. Y no solo eso, porque además existen muchos momentos de parón, como para dar dramatismo o por si nos hemos perdido, no lo tengo claro. Pero sea como sea no sirven para lo que deberían: cogerle cariño a los personajes, desentrañar sus conflictos, sus motivaciones y sus temores. Pero no todas las escenas son reguleras. Existe una buena conexión entre los hermanos Elric en un momento dado y puedes entrar en suspensión de la incredulidad con cierta facilidad, emocionarte y aplaudir. Pero en general no pasa el test del extraño.
Yo partía con prejuicios buenos y malos para ver esta película, así que añadí a mi valoración bastante subjetividad. Pero es fácil cambiar esto cuando lo ves con alguien que no sabe nada de la serie original, como hice yo. Si tú tampoco lo sabes, te recomiendo que no veas el siguiente spoiler:
En los momentos clave, como cuando vas conociendo a la familia Tucker y te enteras del terrible secreto que esconden, si has pasado por este trauma una vez (o cuatro veces, como yo) no necesitas que te preparen. Sin embargo, si lo ves por primera vez en la película, apenas tiene impacto más allá de lo abominable que resulta. Poco más. Lo notaba ligeramente, pero tener al lado a mi pareja me hizo verlo con mayor claridad. Algo tan desgarrador como eso se queda en un «Pues vale…». Lo mismo sucede con Hughes y un poco con el conflicto interno de Alfonse por el cual va convenciéndose de que es una simple armadura con recuerdos artificiales. Mención especial al momento regulero en el que Ed ve el cuerpo de Al, que en Brotherhood es uno de los momentos más épicos que hay. Además, el rollito que se traen aquí Winry y Ed huele a naftalina en comparación con todo lo que viven a lo largo de la serie.
Es decir, que todo está descafeinado y, por tanto, no estás viendo el FullMetal Alchemist que conoces. Es normal, ya que la serie tiene mucho metraje para ir enamorándote y, en estas 2 horas de película, todo eso queda dibujado como un esbozo rápido (aunque parece que siempre hay tiempo para meter a Winry siendo abofeteable). Lo que le confiere entonces mayor peso a otras cuestiones como la trama… Que casi no tiene.
Así pues, esto es básicamente lo que promete: material extra para los fans incondicionales que puedan soportar ciertas licencias de facepalm con tal de ver cómo cobran vida algunos de los personajes más memorables de este hito del anime y el manga. Faltan muchos y muy queridos, pero confío en que la segunda película, tal vez la última, pueda completar el cuadro y elevar un poco la categoría de esta versión. Hasta entonces, voy a quitarme esta sensación de suciedad viendo de nuevo FullMetal Alchemist Brotherhood.
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