—Me llamo Agapito García. Tú mataste a mi padre. Prepárate a… ¡Eh, no te rías! Mira, ¿sabes qué? Que me alegro. Hay que ser muy cabrón para llamarle Agapito a tu hijo.
¿Os imagináis esta escena si Íñigo no hubiera tenido un nombre tan sonoro? Probablemente no habría sido tan recordada, imitada y parodiada. Como veis, un buen nombre es de por sí una herramienta de marketing excelente. Nombres con los que se te llena la boca como Aragorn, Hermione Granger o Harry Potter (y hablando de llenar la boca, no lo pronuncies mientras comes); melodiosos como Marty McFly, Katniss Everdeen, Lisbeth Salander o Tyrion Lannister; con personalidad como Jack Sparrow, Sarah Connor o Imperator Furiosa. Joder, Imperator Furiosa es uno de los nombres más brutales que he oído en mi vida. Puedes soltar una ristra con prestancia como Daenerys Targaryen de la Tormenta… o Máximo Décimo Meridio; o puede ser rápido y directo, como Neo o Eowyn; puede provocar temor como Voldemort o Darth Vader; o incluso sonar un poco a chiste, como Trinity, la Trini, Trinity-taun-taun-taun…; y no nos olvidemos de los lugares: apuesto a que prefieres pasar las vacaciones en Rivendel antes que en Mordor.
Elegir un buen nombre para un protagonista no es una tarea sencilla y doy por hecho que le dedicaréis el tiempo que se merece. A cambio, a la hora de elegirlo para personajes secundarios o lugares llegamos a veces agotados y los pobres sufren las consecuencias. Por eso hoy voy a compartir algunos trucos para elegir nombres, en especial en mundos de fantasía.
Sigue leyendo